En 50m2 cabía mucha ternura.
Ternura que quedó anidada en tu sofá, donde reposó mi espalda y sobre mi pecho, tu cabeza, deseando caricias sobre tu piel desnuda, a merced del viento y de mis dedos….
¿Qué necesitas? Me preguntas, como buen anfitrión, que quiere complacer a su huéspeda, como amante que disfruta proporcionando placer a su compañera...
¿Qué necesito? Caricias que desenreden nervios, abrazos que sostengan mi dolor y hagan estallar todo mi amor en este espacio y tiempo.
Ternura radical.
Respirar contigo, hacer la compra, cocinar y montar el cine en casa.
Necesito hombres tiernos, que sepan abrazar a las mujeres que hoy vamos a la guerra de las fronteras, a la guerra contra el patriarcado y sus violencias sexual, física y psicológica. A la guerra fría y sangrienta. A la guerra cruenta contra el Estado que vende cuerpos de mujeres, niñas y adolescentes; que encierra y acusa a quienes defienden y quieren proteger los Derechos de las personas, de las más vulnerables...
Y bailamos Bachata, Cumbia y Reggaeton lento, bien pegadito, descansando sobre el movimiento acompasado del otro, celebrando la alegría de estar vivas y juntas.
Fiesta. Pasarlo bien. Olvidar la crueldad humana, contrarrestándola en tus 50m2, donde me haces sentir en casa, tranquila y a salvo, cuando te hablo de mis miedos, agarrando tu mano firme y cálida.
Necesito tu respeto, tu tacto aterciopelado, tus manos delicadas, suaves, eternas… ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.